El sexo, cosa bendita que nos ha mandado el cielo para procrearnos, para enamorarnos y para relajarnos hasta los músculos que ni sabemos que existen. El sexo, ayyy gran paradoja que tiene a la Iglesia y a los Gobiernos siempre temblando en las rodillas. A veces parece tratarase del elixir de la vida, “quien controle el sexo, controlará el mundo”…y en parte así parece ser.
Y a fin de cuentas, el sexo es una misteriosa conexión entre el cielo y la tierra, entre un ángel y un diablo. Es lo que nos permite procrearnos, nos eleva a lo más alto de nuestros pensamientos, nos hace ver las estrellas y regocijarnos de éxtasis. Pero a la misma vez, parece también ser nuestra gran condena.
Tanto sociedades, como gobiernos como religiones han querido controlar nuestras urgencias sexuales, dándonos hasta manuales de cómo, cuando y donde podemos tener sexo. También nos dicen hasta con quienen. Hombres con mujeres, sólo para procreación, en la privacidad de su hogar y claro, luego del matrimonio.
Sin embargo, hombres y hombres, mujeres y mujeres, casados y solteros, por puro placer o por amor a la pareja, todos los seres humanos de la tierra en algún momento se retuercen con el mero placer del sexo. Tanto así que hasta moralistas, congresistas, sacerdotes y presidentes han sucumbido a la gran “tentación” que representa el sexo. Muchos lo hacen abiertamente admitiendo sus acciones, otros, la mayoría, hipócritamente escondiéndolas y luego predicando la moral en calzoncillos.
Entonces, si el sexo es parte de nuestra naturaleza, si cada cual al igual que escoge sus comidas, sus ropas y sus automóviles, ¿por qué el sexo, que se hace en privado, que nadie tiene por qué tener incumbencia, sigue siendo una de las cosas que más nos quieren controlar?
Y es ahí donde se nos complica el tema…ya que el sexo al igual que te puede elevar a los cielos, te puede cambiar la vida y el resto de tus días en un instante de placer. Con quién tenemos sexo y qué hacemos durante el acto es asunto de cada cual y nadie excepto los involucrados se debe meter, siempre y cuando sean adultos y sea por consentimiento propio.
Ahora, señoras y señores, el sexo de igual forma es una de las cosas más difíciles de entender, pues no para todos el sexo tiene el mismo significado. Las complicaciones que puede traer el tener sexo con alguien puede ir desde un ligero disfrute sexual sin ataduras, hasta el embarazo, el sida y hasta enredos amorosos.
Todos los homosexuales y lesbianas tenemos un peso menos encima, ya que por más que lo intentemos no podemos caer embarazados. Sin embargo, si podemos contraer enfermedades terribles como la Hepatitis B y el Sida. Además, algo que a veces no le damos tanta importancia y puede ser igual de craso para nuestra salud es las complicaciones que el sexo nos puede traer a nivel emocional.
Muchas veces, confundimos el éxtasis sexual con amor, y de ahí que muchas parejas decidan mudarse juntos y jurarse amor para toda la vida en esos primeros meses donde el placer parece regir nuestras mentes. Sobre todo nosotros los hombres, que pensamos muchas veces más con la cabeza de abajo que con la de arriba, cometemos estupideces que luego pagamos muy caro.
Para muchos, el sexo es algo que puede suceder de forma muy casual, lo que llamamos un “One night stand” o sexo de una noche, pero para otros el sexo es una entrega que va más allá de la carne y llegan pensar que están enamorados al sentir una gran conexión con otra persona.
En el mundo gay en general, el sexo es muy importante, no porque en el heterosexual no lo sea, pero por diferentes motivos y sobre todo en el mundo de hombres gay, el sexo rige gran parte de nuestra vida. Y si, no podemos negar que es una maravilla el que podamos expresar nuestra sexualidad entre hombres sin tener que seguir los protocolos y coqueteos que se esperan de una pareja heterosexual que acaba de conocerse. Conocemos a alguien, nos gusta, queremos sexo, nos vamos a la cama, a veces sin saber el nombre de nuestro contrincante.
Pero a nivel emocional ¿tenemos la misma candidez?.
El sexo es fácil de conseguir en el ambiente gay, pero en el fondo todo el mundo quiere una pareja y muchas veces confundimos una buena cama con amor hacia otra persona. Y de ahí que muchas parejas se muden juntos en los primeros tres meses y antes del año se estén separando, y de ahí que parejas que llevan años juntos se separen pues uno de ellos piense estar enamorado de un tercero con el cual tuvo buen sexo, y de ahí la condena que nos echamos al cuello cada vez que tenemos sexo y lo confundimos con otra cosa.
El sexo es bueno, es divino, puede ser tan espiritual como físico, nos puede llevar al cielo como a las puertas del mismo infierno. Lo importante es estar claro, no sólo con uno mismo, sino con tu pareja sexual del momento en qué es lo que están haciendo. El sexo puede ser lo que tú quieras, desde la liberación de tu espíritu hasta la condena de tu futuro y presente, el sexo es poder del cuerpo sobre la mente y viceversa, pero como con todo poder viene una responsabilidad para contigo y con los demás.
Mi consejo: Disfruta de tus poderes sexuales, pero no dejes que te cieguen el camino a la verdadera felicidad.
miércoles, mayo 02, 2007
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2 comentarios:
Muy interesante tu reflexión. A veces le damos tanta importancia al sexo que lo que verdaderamente importa se torna en un segundo plano.
El "celo constante" se va calmando con los años y aunque hay que tener una vida sexual satisfactoria, no hay que obsesionarse con ello.
Un saludo.
Me gustó tu consejo, en vdd q es demasiado cierto, supongo q es verdad que cuando uno se excita (o como se escriba) le quita espacio a la cabeza, y se lo da a "otra cosa" (ja). Pero yo creo que el sexo en verdad llega a ser bkn, cuando se deja de hacer como por "instinto" y se hace pq la cabeza o el corazon de lo esta pidiendo, y no por mero "placer sexual" onda, lo ideal seria que fiera amor-sexo y no sexo-cualquierotracosa..
bueh, saludos bkn el post, te agregue a favoritos je xD cuidate
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